Sin alternativas para moverse, los peatones en Mayagüez ceden ante la supremacía del auto

Aunque los gobiernos municipales reconocen la necesidad de transporte público eficiente en el oeste de Puerto Rico, las necesidades de su población continúan desatendidas


Una parada abandonada adorna la carretera PR-2 frente a Western Plaza, en Mayagüez (Ian M. Acevedo Colón)

Mayagüez se desajusta cada viernes. Cuando la jornada semanal concluye y la universidad cierra sus portones hasta el lunes, el éxodo laboral y estudiantil marca un vacío en la población del municipio. De la noche a la mañana, desaparecen las filas en los negocios, los viajes en auto que duraban cincuenta minutos ahora duran solo veinte, las rutas alternas se vuelven innecesarias y el abarrote del casco urbano frena casi del todo. Los siete andenes de su cavernoso terminal de carros públicos se encuentran completamente desolados, ya que no hay servicio de guaguas. Llegó el fin de semana y María Jiménez Socha está varada en su casa.

Si tuviera cómo moverse, lo haría, explica encarecidamente. Jiménez Socha no es ajena a andar a pie por la ciudad. Al no poseer un auto debido a su salario limitado como estudiante extranjera, camina aproximadamente cuatro horas a diario, de lunes a viernes, mientras se traslada, múltiples veces al día, desde sus clases en el Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) hasta su laboratorio de trabajo. Fuera del casco urbano, sin embargo, los destinos son demasiado lejanos para alcanzar a pie, y muchos carecen de conexiones con el centro del pueblo. La colombiana no tiene cómo ir, por ejemplo, al supermercado por su cuenta y sus opciones para llegar son cada vez más limitadas. Pedir pon no le es viable, ya que su horario es muy conflictivo, y los servicios de taxi o Über tampoco son económicos. Sus salidas para hacer compras se han reducido a una cada dos meses.

“Lo que me queda cerca es el jangueo, y yo no jangueo”, aclara. “Si hubiera la posibilidad de que pudiese, por ejemplo, ir al mall a vitrinear, ver cosas y distraerme, o ir a Western Plaza (un centro comercial al norte del pueblo) al cine, sería un éxito total. Sería una distracción que uno tuviese en la semana”, añade.

En el oeste de Puerto Rico, donde las alternativas de transporte son escasas, el automóvil es una herramienta de supervivencia, pese a sus costos de mantenimiento y combustible. Desplazarse sin carro se convierte en un reto inconveniente. Viajar entre pueblos es casi imposible.

El terminal de carros públicos de Mayagüez, un sábado en la tarde (Ian M. Acevedo Colón)

El tramo de la muerte y sus paradas fantasmas

Como centro económico y universitario de la región, Mayagüez recibe trabajadores de nueve de sus pueblos aledaños y estudiantes provenientes del resto de la isla. La carretera PR-2 sirve como su vía de rodaje de mayor importancia y atraviesa al municipio desde su colindancia con Añasco en el norte hasta su frontera con Hormigueros al sur. Al Mayagüez poseer pocas vías paralelas, miles de automóviles convergen en la #2 diariamente, acentuándose entre 6-9 a.m. y 1-8 p.m. en un estado de congestión vehicular contínua. El pueblo tampoco posee ciclovías, fuera del RUM y un tramo del conector PR-3108, y carece de infraestructura peatonal robusta. En 2014, una extensión entre los kilómetros 152.8 y 159.2 de la PR-2 (desde la avenida Dunscombe a la calle Nenadich) fue catalogada como el “Tramo de la Muerte” por la cantidad de muertes peatonales que ha ocasionado.

El único servicio de transporte colectivo actualmente subsidiado por el municipio es el Transporte Integrado de Mayagüez (TIM), que opera casi exclusivamente recorridos residenciales que sirven a las comunidades del litoral mayagüezano y del interior montañoso del pueblo. Todas sus rutas convergen en el casco urbano del municipio, pero ninguna cubre comunidades aledañas a la PR-2. Aunque anteriormente sus vehículos tenían plasmados el enlace informativo de internet www.mayagueztim.com, este portal actualmente no existe, y sus rutas y horarios precisos solo son obtenibles por medio de hojas colgadas en sus paradas. Jiménez Socha cuenta que, para mantenerse actualizada, le saca una foto a las hojas cada vez que utiliza el servicio.

Una hoja en el terminal de carros públicos de Mayagüez comunica los horarios del "trolley" municipal
(María Jiménez Socha)
 
“Uno quisiera, a veces, decir ‘ah, quiero ir a tal lugar’, coger uno de esos busesitos, irse hasta allá y quizás pagar cierta cantidad que no sea tan costosa, porque para coger un Über de aquí hasta Aguadilla son como $50, más o menos. Si hubiera un transporte que fuese fijo, sería un éxito total”, especifica.

A los bordes de la ruta entre Western Plaza en el norte y el Mayagüez Mall en el sur, se ubican 17 paradas de guagua que sirven a los siguientes sectores:  
  • Al norte del casco urbano: Western Plaza, la avenida Algarrobo, la calle Las Caiseas, el residencial Mar y Sol 
  • Alrededor del casco urbano: La urbanización Terrace, el Recinto Universitario de Mayagüez, El parque Suau, La calle Nenadich, La avenida Dunscombe, el Centro Judicial de Mayagüez 
  • Al sur del casco urbano: La urbanización Vista Verde, el Centro Médico de Mayagüez, el Barrio Sábalos, la urbanización Sultana, el antiguo Toys “R” Us (actual Supermercado Mr. Special), el Mayagüez Mall, la urbanización Valle Hermoso
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Parada abandonada detrás del residencial Mar y Tierra en Mayagüez (Patricia C. Colón González) 

Se puede identificar que la infraestructura de tales paradas fue incorporada metódicamente a la estructura de la carretera #2, y actualmente se encuentran en condiciones de deterioro, ya que por muchos años no ha existido un servicio que las cubra. Las paradas se extienden hasta Hormigueros y Añasco, y aluden a la implementación de un servicio de transporte intermunicipal. 

“Pienso que habría menos carros. Habría menos pon, porque las personas ahorrarían al montarse en uno de esos buses e irse a su destino. Así es en Colombia, de que consigues un bus para ir a cualquier lado, y puedes ir, así sea de ciudad en ciudad. Nunca estás varado”, asegura la estudiante. 

En la izquierda, las rutas de guaguas de la AMA durante Mayagüez 2010. A la derecha, una propuesta del 2014 para un sistema de autobús de tránsito rápido en Mayagüez. (Fuentes: 1, 2)

Varios planificadores urbanos puertorriqueños han propuesto ideas semejantes. Tres estudios publicados en 2007, 2014 y 2016 han fomentado la creación de un sistema de autobús de tránsito rápido (Bus Rapid Transit, en inglés) que sirva a las localidades que actualmente ubican estaciones, con la posibilidad de extensión a municipios aledaños. Un ejercicio de tal magnitud se puso en práctica para los Juegos Centroamericanos y del Caribe Mayagüez 2010, cuando la Autoridad Metropolitana de Autobuses (AMA) suministró 20 de sus unidades para atender a los miles de aficionados y deportistas que asistieron a los eventos. Dichas rutas rondaron a lo largo de la PR-2 y sus paradas abandonadas, y fueron objeto de mucho elogio, sobre todo por parte del alcalde de Mayagüez, José Guillermo Rodríguez Rodríguez, quien denunció durante años su retirada tras la finalización de los Juegos

Enredo metropolitano

La elaboración de proyectos abarcadores de transporte público en Puerto Rico, tal como en el resto de los Estados Unidos, cae bajo la jurisdicción de las organizaciones de planificación metropolitana (MPO, por sus siglas en inglés). En la isla, existen tres, todas bajo el manejo directo del Departamento de Transportación y Obras Públicas: la San Juan MPO, la Aguadilla MPO y la UZA MPO, la cual representa a las áreas urbanizadas de Puerto Rico con menos de 200,000 habitantes. No obstante, en excepción al resto de los Estados Unidos, donde las sedes de sus MPOs se ubican dentro de las jurisdicciones que representan, las tres MPOs puertorriqueñas operan desde el área metropolitana de San Juan.

Para el planificador urbano, egresado y diseñador del Plan Maestro de Bicicletas del Recinto Universitario de Mayagüez David Soto Padín, tal distinción produce ramificaciones significativas.

“El área metropolitana de San Juan es el único lugar donde el estado está proveyendo el transporte colectivo intermunicipal. Necesitamos agencias que coordinen el transporte entre municipios: concentrar el MPO del área oeste, el MPO de San Juan y los MPOs de los municipios que no cumplen con la población necesaria. Concentrar toda esa consejería en San Juan le resta a la posibilidad de montar una agencia de transporte colectivo en el oeste, un consorcio entre municipios” insiste.

Aunque los municipios pueden gestionar consorcios, iniciativas colaborativas, sin intervención del gobierno estatal, tal cooperación estará limitada por las disparidades poblacionales y financieras de los municipios y será sujeta a la volatilidad de sus disposiciones políticas. Los municipios pueden operar solamente dentro de sus límites territoriales, aun cuando la mayoría de su población laboral resida fuera de ellos. En el caso de Mayagüez, el diseño y la ejecución de un servicio de transporte público que sea efectivo para su población, tanto local como laboral y estudiantil, solo se podrá realizar por medio de la coordinación necesaria de, como mínimo, tres gobiernos municipales adicionales.

Parada del TIM frente a la alcaldía de Mayagüez (Ian M. Acevedo Colón) 

“Las responsabilidades [de los municipios] tienen que ser equitativas, y cuando digo equitativas no es que todo mundo pague lo mismo por el consorcio, pero que paguen según la población que traen a la mesa, que sea algo a tono a la escala del servicio que se va a proveer”, subraya Soto Padín.

Soto Padín apunta a la designación de entidades neutrales, tales como organizaciones sin fines de lucro operadas por activos públicos, como los organismos requeridos para la elaboración de propuestas de amplia envergadura que tomen en consideración, enfatiza, las necesidades de las poblaciones a las cuales van a servir. 

“No es aceptable que las personas que toman decisiones sobre los sistemas de transporte colectivo vean como algo trivial dejar a comunidades completas sin un servicio básico, sin un servicio que es necesario para ellos vivir, para hacer sus diligencias, para ir al trabajo – porque [la transportación], al final del día, nos afecta a todos”, destaca el planificador.

Siempre y cuando las exigencias del oeste no sean tomadas en consideración, seguirá desajustándose cada viernes. Los autos regresarán a sus hogares, las filas desaparecerán y los cascos urbanos se callarán, y muchos continuarán caminando, a las buenas o a las malas, porque estarán seguros de que, sin importar cuántas veces pasen por la parada de la esquina, la guagua nunca va a llegar.

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